Hoy es día 1 de Julio.
Me encuentro en un avión con destino a Londres, donde en menos de 24 horas comenzará el tan ansiado torneo.
Estoy en el asiento central, puesto que Carlos quería ventanilla “para disfrutar del paisaje”, o al menos esa era la idea hasta que empezó a discutir con Vero, lo que me deja a mí entre los dos, vociferando en mis oídos, impidiéndome terminar el sudoku que llevaba intentando hacer desde hacía media hora.
Estoy en el asiento central, puesto que Carlos quería ventanilla “para disfrutar del paisaje”, o al menos esa era la idea hasta que empezó a discutir con Vero, lo que me deja a mí entre los dos, vociferando en mis oídos, impidiéndome terminar el sudoku que llevaba intentando hacer desde hacía media hora.
-¡Pero que no! ¡El tipo normal es el mejor en cuanto a estadísticas!- Grita Carlos exaltado.
-¡Pero piensa un poquito!- Dice Vero mientras se lleva las manos a la frente -¡El tipo normal no es fuerte contra ninguno!
-Lo sé, pero al igual que no es fuerte contra ninguno, solo tiene una debilidad, que es el tipo lucha- Responde Carlos mientras intenta calmarse.
-Pues ya está, además de no vencer a nadie, si te utilizan un pokémon del tipo lucha estás perdido- Dice Vero convencida.
-Pero el tipo normal puede aprender movimientos de todos los tipos, con lo cual podrían vencer a cualquier pokémon del tipo lucha sin problemas- Sentencio para zanjar la discusión.
“Claro, claro, lo que tú digas...” Refunfuño Vero al darse cuenta de que la habían desmontado sus argumentos. Me dirigió una mirada furiosa y después se echó a dormir.
No pude evitar reír y girarme hacía Carlos mientras le decía “pero que cabezota puede llegar a ser...”.
Vero es amiga mía desde hace un par de años.
Su personalidad nunca a sido muy diferente a la de un chico, siempre la cuesta concentrarse en las cosas ya que la gusta demasiado hacer el vago, pero saca una increible energia para las cosas mas extrañas... Estoy seguro de que si hubiera nacido pokémon, sería un Slaking. (cuando se lo dije, me dijo que yo sería un Slakoth).
Su personalidad nunca a sido muy diferente a la de un chico, siempre la cuesta concentrarse en las cosas ya que la gusta demasiado hacer el vago, pero saca una increible energia para las cosas mas extrañas... Estoy seguro de que si hubiera nacido pokémon, sería un Slaking. (cuando se lo dije, me dijo que yo sería un Slakoth).
Cuando nos conocimos ni siquiera quería ser entrenadora pokémon, pero después de soportarme durante tanto tiempo, acabó sucumbiendo.
Carlos es bastante distinto de Vero, pero de alguna forma se compenetran bastante bien.
Carlos y yo somos amigos de la infancia, hemos ido al colegio juntos y desde entonces no nos hemos separado.
Es un deportista nato, y siempre ha destacado por ello ademas de por su don de gentes, tiene un humor que se podría catalogar de "agresivo"...
Se me antojaba extraño pensar que estábamos los tres en ese avión. Ninguno de los tres lo habría dicho un par de años atrás.
Nos quedan dos horas para aterrizar y cada uno lo aprovecha a su manera; Vero duerme mientras balbucea algo sin sentido; Carlos planea estrategias y yo estudio los posibles pokémon que me pueden tocar.
-En menos de 24 horas estaremos combatiendo, ¿te das cuenta Juanma?- Dijo Carlos algo ansioso.
-Sí, me doy cuenta, ¿que pasa, te estás poniendo nervioso?- Le dije riendo.
-Anda ya, no me seas idiota- Comentaba Carlos algo molesto.
-Venga, no te enfades, si seguro que lo haces genial...- Comenté algo inseguro.
-¿Sólo genial? ¡Parece que olvidas con quién estás hablando!- Carlos se veía enfadado -Por cierto, ¿a qué tipo te has apuntado? Yo he escogido el tipo normal, es el más versátil, con menos debilidades y más posibilidades de ataque.
-¿Tipo normal? Eso es de principiantes, ¡menudo vago! Siempre andas igual...- Comenté en tono sarcástico. -Cualquiera podría dominar ese tipo. Yo, he escogido un tipo algo infravalorado, el veneno, es como un reto personal.
-Mira Juanma, vuelve a decirme eso y me aseguraré de que mi pokémon te mate lenta y dolorosamente.
-¿Estás dispuesto a que te quiten la licencia de Entrenador Pokémon solo por mí? ¡Oooh, que bonito!- Bromeé.
-¡Nadie sabrá jamás que fui yo!- Siguió con la broma Carlos.
Las siguientes dos horas se pasaron volando entre risas y bromas hasta que nos sacaron a rastras del avión porque Vero aún tenía sueño.
Al bajar del avión nos estaba esperando un señor de traje y corbata, con gafas de sol, -casi parecía un guardaespaldas- y que sostenía un cartel en sus manos donde podía leerse:
<<Participantes del torneo>>.
Al llegar a la altura de “Bruce”, -típico nombre de guardaespaldas- le dimos nuestros nombres. Pudiendo tacharnos de la lista, ya estábamos todos. Nos dio una serie de normas y nos pidió que le siguiéramos, nos acompañó hasta la salida, dónde nos esperaban dos autobuses de dos pisos cada uno.
Al intentar subir los tres en el primer autobús nos echaron para atrás. Las chicas debían ir en el primer autobús y los chicos en el segundo. No entendimos el porqué, pero fueron muy tajantes, asique tuvimos que resignarnos, despedirnos de Vero e ir al segundo autobús.
Una vez dentro, fuimos al piso de arriba. Estaba lleno hasta los topes, pero por suerte aún quedaban tres sitios libres, esta vez fui yo el que eligió ventanilla, y no porque me apasionara el paisaje de la carretera en obras. Estaba seguro que el asiento de al lado lo ocuparían en breve. Nunca he sido muy sociable. Prefería que Carlos le diera conversación al chico de turno que le tocase el asiento del pasillo.
Carlos suspiró por todas las tonterías que tenía que oír salir de mi boca a diario y se sentó.
No tenía otra opción de todos modos.
Carlos suspiró por todas las tonterías que tenía que oír salir de mi boca a diario y se sentó.
No tenía otra opción de todos modos.
Justo antes de arrancar, subió el último pasajero a bordo, se sentó al lado de Carlos -el único sitio libre-, y se puso a hablar con él. Por lo que vi, era un chico con el pelo corto y negro, su piel era morena y no era excesivamente alto, más o menos como Carlos y yo. Era delgado y no parecía muy fuerte.
Poco pude escuchar de su conversación con Carlos. Se llamaba Jorge, y llegaba tarde porque se había despistado del grupo, se había apuntado con el tipo siniestro y estaba algo dubitativo sobre si conseguiría ganar.
Tras una hora en el autobús escuchando hablar a Jorge y Carlos, y quedándome casi dormido -ya que me fue imposible dormir en el avión con la cabeza de Vero babeándome el hombro- por fin paramos frente a un hotel de 3 estrellas, no era el Palace, pero era mejor que nada.
"Al menos inspira confianza” susurré a Carlos, algo adormilado.
Hotel Triumph.
Al bajar, Carlos y yo nos fuimos hacia donde estaba el autobús de las chicas para esperar a Vero, mientras que Jorge se fue dentro del hotel.
El autobús de las chicas estaba algo menos lleno que el nuestro, pero cuando hubo bajado Vero se veía que el viaje no había sido muy placentero, “menuda panda de cotorras” vociferó tras salir del autobús.
El autobús de las chicas estaba algo menos lleno que el nuestro, pero cuando hubo bajado Vero se veía que el viaje no había sido muy placentero, “menuda panda de cotorras” vociferó tras salir del autobús.
Ambos nos dirigimos con nuestra mejor sonrisa a Vero.
-No te preocupes, ya vuelves a estar con nosotros- dijo Carlos jocoso.
Tras una breve charleta nos dirigimos los tres a la recepción del hotel. Todo parecía aún demasiado irreal para ser cierto.
-Continuará...-
-No te preocupes, ya vuelves a estar con nosotros- dijo Carlos jocoso.
Tras una breve charleta nos dirigimos los tres a la recepción del hotel. Todo parecía aún demasiado irreal para ser cierto.
-Continuará...-
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