-¡Tú le conoces!- Dije a Sergio mientras señalaba a Madrazo.
-Claro. ¿Cómo no iba a conocer a Mamazote?- Dijo mientras emitía un sonido que no podría ni imitar.
-Pe... ¡Pero esto es un enchufe!
-No exactamente- dijo Madrazo cortando a Sergio, que estaba a punto de hablar. -Como soy el profesor tengo ciertos beneficios, como el de poder buscar al sustituto que quiera si hay bajas en el torneo. En esta ocasión faltaban cerca de 20 personas, y no tenía tantas disponibles.
-No le mientas Javi, nos ha pillado. Sí, me lleva enchufando al torneo desde que es profesor porque siempre me eliminan. Pero a decir verdad, las reglas no prohíben que el profesor en funciones dé un permiso de participación especial a quien le dé la gana.
-Si estudias historia, sabrás que ya se han dado muchos casos anteriormente. Los profesores solían hacer concursos de segunda oportunidad y esas cosas.
-Y si te vas de la lengua, Madrazo te quitará el título de entrenador pokémon.- Dijo Sergio antes de prorrumpir en sonoras carcajadas.
-No digas esas cosas Sergio. De todas formas, Juanma ¿verdad? Estábamos en una conversación privada, si no te importa....
-¿Eh? No, no. Perdón.
Vaya cagada. ¿Cómo se me ocurre hablarle así al profesor? Pero bueno, al menos ya sé que Sergio tiene más de 18; 23 para ser exactos.
Observé mi alrededor. Carlos y Vero felicitaban a Diana. Pablo se marchaba dirección al hotel. Jorge iba hacia la enfermería. Edu jugueteaba con Elekid.
Los líderes estaban en su mayoría apiñados. Cristian, Guille y Ricardo reían, Ángel les daba la bienvenida a Hugo, Jaime y Dimitri. Noelia desafiaba a un combate a Ana, que contestaba que no, porque era muy aburrido ganar siempre contra ella.
Un grupo de lo más dispar. Ya estaba deseando convivir con todos ellos dos días y combatir.
Me reuní con mis amigos, felicité a Diana por su puesto de líder y ella me enseñó un colgante que le habían regalado con el puesto. Una fina cadena azulada recorría su cuello y de un lado colgaba una llave violeta.
-Si llevo este colgante puesto durante los combates mis pokémon se volverán más fuertes, me lo ha dicho Madrazo.
La besé y nos fuimos todos juntos al hotel. Se hacía de noche, eran ya las 21:46 y no nos habíamos dado ni cuenta. Paseamos por un caminito de adoquines verdes que transcurría en paralelo a un riachuelo. Andamos cerca de prado en todo momento. Durante el trayecto, vimos un pequeño Pidgey que llamó mi atención. Era distinto a los demás, tenía las plumas de la cabeza más cortas de lo normal, aunque quizá fuese mi imaginación. Lo capturé y puse una pegatina de una pluma en la parte superior de la pokéball que contenía a Pidgey. Mi pokédex comenzó a sonar:
-Pidgey, el pokémon "Avecilla". Tipo Normal y Volador. Pidgey vive en cualquier zona, siempre y cuando disponga de suficiente comida. Ya que su comida es muy variable, desde bayas hasta pequeños pokémon Bicho, vive sobre todo en bosques y ciudades. Los Pidgey viven en grandes manadas, dirigidas generalmente por un Pidgeot. Son pokémon muy dóciles y obedientes y rápidamente saldrán a cuidar de sus compañeros heridos. Su vista de lince impide que su precisión en la caza se vea mermada ni por pantallas de humo y los tumbos que dan cuando están confusos hacen imposible acertarles con proyectiles.
Con un nuevo miembro en mi banda me sentía más seguro y feliz de haber logrado la victoria en el campeonato.
Tras una larga hora llegamos al hotel. Miré las tres estrellas que me habían llamado la atención el día anterior y me sacó de mi ensimismamiento Diana aclarándose la garganta.
-Bueno chicos, lo siento, pero yo me separo. Mi avión sale esta noche. Parto para Atenas.- Dijo con tristeza en la voz.
-¡Buena suerte con el gimnasio!- Dijo Carlos.
-Iremos a visitarte en cualquier momento.- Comentó Vero.
-Te echaré de menos.- Solté yo.
Se dio media vuelta y echó a correr, dio un salto y tras un fogonazo apareció una figura azul con esponjosas alas bajo ella, y el conocido Altaria se la llevó muy lejos.
-Oye chicos. ¿Qué os parece si nos hacemos una foto frente al hotel con nuestros pokémon?- Dijo Vero sonriente.
Carlos y yo asentimos y lanzamos nuestras pokéball al aire. Tauros y Nidorino se encararon. Severamente Carlos se impuso a Tauros, quién con una muestra de obediencia y orgullo alzó la cabeza hacia la dirección contraria a la que estaba mi Nidorino. Dimos la cámara de fotos a Pidgey y posamos para nuestra primera foto de la aventura.
-Fin del capítulo-
Por fin sigue la historia!! yo sigo como fan incondicional de la serie xDD
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