viernes, 30 de marzo de 2012

Capítulo 4. Comienza la aventura. (Parte 1/5)

Día 3 de Julio, 09:30 de la mañana.

-¡Vamos, despierta holgazán!- Reía Edu.

Anoche me eché en la cama nada más llegar. Soy muy dormilón y en cuanto vi la cama me dio sopor. No sé cuando llegó Edu, pero yo ya estaba dormido cuando él regresó.

-¡Venga! ¡Tenemos que combatir Juanma!- Edu se puso serio. -Quiero ver si el vencedor del primer torneo es igual de fuerte que el del segundo y el tercero.

-Vale, vale. Pero te advierto que no voy a usar a Nidorino. Ayer conseguí un nuevo fichaje.

-Pues mejor, porque yo ya tengo tres pokémon.

-¡Vaya! Tú no pierdes el tiempo, ¿eh?- Dije con una sonrisita de idiota en mi cara. -¿Qué quieres, un dos contra tres?

-No. Si te venciera en esas condiciones sentiría que es por ventaja numérica. Prefiero que compitamos igualados. Pero prefiero que tengas tres pokémon.

-Pero si volamos en dos horas. ¿¡Qué quieres que capture en un lugar como este a estas horas!?

-Bueno. Como eres entrenador de veneno había pensado que igual querías capturar un Ekans. Me han dicho que a estas horas salen a cazar en el prado que hay a veinte minutos de aquí. Además ahí podremos combatir tranquilamente.

¿Un Ekans? Es un pokémon muy simple. No es más que un reptil sin extremidades que lo único útil que puede hacer es morder. Pero bueno, me gustan los retos, escogí el tipo veneno precisamente por eso mismo. Dicho queda, me haré con el Ekans más poderoso del mundo.

-¿Qué piensas tanto? Te has quedado empanao.

Salimos a la calle y nos fuimos hacia el campo dónde íbamos a combatir después de que yo capturase un Ekans. Estuvimos paseando, atentos a cualquier movimiento, pero nada....

Busqué un nido de Pidgey, le robé los huevos y coloqué diversas trampas para atrapar un Ekans.

-Ya está. Volvamos dentro de media hora para ver si he conseguido algo.- Dije con orgullo a Edu que estaba impaciente por combatir.

Media hora después volvimos a revisar todas las trampas. Había colocado diez. La primera estaba vacía, no quedaba ni el huevo; había fallado. La segunda y la tercera aún conservaban el huevo. La cuarta tenía un Ekans esmirriado, por lo que decidí soltarlo. No había rastro de la quinta trampa, algo la había desmontado y se la había llevado. Las trampas seis y siete aún conservaban el cebo. La octava tenía dentro un Pidgey, probablemente la madre a la que había robado, la devolví el huevo y la solté de la jaula. La penúltima trampa tenía premio. Una chica pelirroja estaba sentada observando el ejemplar de Ekans que había dentro.

-¡Ala! ¡Qué chula! ¡Que suerte has tenido!- Me dijo la pelirroja mientras me guiñaba un ojo y hacía que me pusiera rojo.

La miré, tenía los ojos claros, era un marrón con los bordes en tonos verdosos. Tenía pecas en las redondas mejillas y los hombros, que llevaba al descubierto. Su larga melena, roja como el fuego se rizaba en bucles infinitos.

No seguí mirándola mucho porque debía tener unos 16 años y no quería meterme en problemas con la ley ni con mi novia.
-Continuará...-

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