-Si no la quieres me la das, ¿vale?- Me dijo con una sonrisa perfecta.
Miré el Ekans atrapado en la trampa. Se revolvía intentando escapar. Debía medir unos 45 centímetros y por encima de todo ello destacaba su color; debía ser un Ekans albino.
Se me iluminaron los ojos. Un pokémon variocolor y uno albino ¿¡qué más podía pedir!?
-¡Joder, claro que lo quiero! Es un ejemplar bastante raro.- Dije sin poder contener una extraña emoción.
Saqué la pokéball y la lancé hacia la trampa. Ekans se metió en su interior. La pokéball rodó y se volvió a abrir dejando escapar a Ekans.
-¡Mierda!- Grité mientras observaba escapar a Ekans.
-¡Jigglypuff usa canto!- Se apresuró a decir aquella chica mientras lanzaba una pokéball.
Ekans se quedó dormido en mitad de su fuga. Recogí la pokéball del suelo, me acerqué a Ekans y le golpeé con ella. El pokémon entró en el artefacto y esta vez se quedó dentro.
-Ekans, el pokémon "reptil venenoso". Tipo veneno. Ekans carece de extremidades, por lo que se desplaza arrastrándose sobre su cuerpo y es capaz de escabullirse por cualquier orificio. Es muy sigiloso, nunca se sabe si está al acecho, y su tamaño aumenta con el paso del tiempo hasta llegar a medir 2 metros. Los Ekans jóvenes aún no han desarrollado veneno en su mandíbula. Viven en praderas, donde abundan sus presas, que son pequeños pokémon pájaro y huevos. Tiene la habilidad de intimidar a sus rivales, haciendo que su ataque disminuya y la de mudar de piel cuando está afectado por un problema de estado como las quemaduras.
Me acerqué a la chica que ahora estaba acariciando la cabeza de Jigglypuff y me presenté.
-Muchas gracias por tu ayuda. Sin ti hubiera perdido a ese valioso Ekans. Soy Juanma, entrenador pokémon recién licenciado.
-Ha sido un placer, no te preocupes pa... patatas.- La chica se puso roja mientras la miraba con curiosidad.
-¿Patatas?
-Si me das una bolsa de patatas quedaremos en paz. ¿vale?
-Hmm, vale, supongo. Por cierto, aún no me has dicho tu nombre, ni porqué tienes un pokémon teniendo 16 años...
-Supongo que no pasa nada si te lo digo. Soy la hija de una líder de gimnasio, mi nombre es Minerva.
-¿Y cuándo te daré las patatas?
-No te preocupes por eso, nos volveremos a ver.- Dijo con un tono misterioso en la voz y, acto seguido, se fue volando sobre un hinchado Jigglypuff que actuaba de globo aerostático muy inseguro.
Con tres pokémon en mi haber ya estaba preparado para mi enfrentamiento con Edu.
-¿Qué ha sido eso? Normalmente mi atractivo atrae a todas las mujeres, pero esa ni me ha mirado.
-¿Te has ofendido? Será que yo soy más guapo que tú.
Los dos nos reímos, no sé si la risa de Edu era cruel o no, pero no me importaba, ahora le daría su merecido en forma de una derrota pokémon.
Mi primera opción fue enviar a Néstor; el Pidgey de las plumas cortas, que tuvo que enfrentarse a un Joltik.
Era un combate igualado, volador vence a bicho, eléctrico vence a volador. Joltik era microscópico, lo cual era ventajoso y desventajoso por igual.
Comencé el combate ordenando a Pidgey elevarse. Craso error, a pesar de la vista lince de Pidgey, Joltik era demasiado pequeño como para vérsele desde tan lejos. De pronto, un rayo salió disparado hacia Pidgey. Con la velocidad que caracteriza a la electricidad, impactó contra Néstor. Pidgey cayó en picado sobre el suelo. Mientras apreciaba que olía a pollo frito, Pidgey volvió a su pokéball.
Maldije mi torpeza mientras liberaba a Inigan; el Ekans albino. Sus ojos rojos buscaron la presa. Joltik saltó y se adhirió a la piel de Ekans y comenzó a picarle. Ekans mudó la piel, dejando su enemigo en la piel anterior y se lanzó a engullirlo. Las fauces de Ekans se abrieron y se volvieron a cerrar con Joltik en su interior. De pronto, Ekans sufrió un calambrazo. Joltik aún daba guerra. Ekans lo escupió y expulsó veneno. El pequeño pokémon se encontraba en un charco de veneno, por lo que no pudo evitar caer envenenado y volver a su pokéball. Edu se sacó una baya meloc del bolsillo y la metió en la pokéball de Joltik. Menos mal que es previsor.
Su siguiente elección fue un Psyduck, que nada más salir lanzó un chorro de agua directo a la cabeza de Ekans y, antes de que pudiera abrir los ojos, la confusión de Psyduck hizo que Inigan volviese a su pokéball.
Ya sólo me quedaba Nidorino, que salió con el cuerno por delante. Impactó a Psyduck en la cabeza, pasando de refilón. Psyduck se llevó las manos a la cabeza y comenzó a gimotear. Sus poderes Psíquicos se liberaron de golpe, Nidorino comenzó a flotar levemente en el aire y fue lanzado contra un árbol. Finalmente, el ataque confusión de Psyduck acabó con él.
Caí sobre mis rodillas contra el césped húmedo. Había perdido, Edu ni se había despeinado.
-Continuará...-
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