Bueno, sin más dilación os dejo el primer capítulo:
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-¡Finalmente
la mayoría de edad! Ahora podré salir de casa y viajar.- Dijo
GigaLechu despreocupadamente saltando de la cama.
Era el día del 18 cumpleaños de Lechu y se sentía feliz por poder salir de viaje al fin. Recordaba todas las historias que le contó su padre sobre sus viajes y ahora él quería seguir su ejemplo.
-¡Buenos días Godzilla!- Dijo asomándose a un terrario de su habitación. De entre las hojas salió una pequeña Treecko con colores inusuales. -Voy a ver al profesor Repollo para que me dé mi licencia y pueda sacarte de aquí a vivir aventuras.
Tras la charla con el pequeño pokémon tipo planta, Lechu bajó las escaleras corriendo, saludó a su madre y salió por la puerta de casa como una exhalación.
-¿No va ni a desayunar con su familia el día de su cumpleaños?- Dijo su madre girándose hacia la mesa donde reposaban varios platos llenos de tortitas.
Lechu, mientras tanto, estaba en la calle, corriendo por un camino de tierra rodeado de vegetación, en dirección a la casa del profesor. -¿Por qué no será mi vecino?- Pensó jadeante mientras se dejaba caer al suelo totalmente agotado.
Tras parar a comprarse una bebida energética que le costó 50 Pokedólares, siguió andando hasta llegar a la casa-laboratorio, llamó al timbre y esperó.
Un hombre alto, delgado y calvo, con gran barba y bigote blancos le recibió cordialmente.
El profesor repollo invitó a Lechu a pasar para darle la licencia de entrenador, también le dio unas pokéball y un poco de dinero.
-¡Ten mucha suerte y cuidado ahí fuera!- Aconsejó al muchacho antes de salir de casa corriendo otra vez.
Al fin llegó Lechu a su casa y se sentó a desayunar con su madre y sus hermanos mientras hablaban de cómo sería el viaje del joven. Él pidió la pokéball de Godzilla para llevársela en sus viajes y también pidió la de Lobi, el Zigzagoon de la familia, el que viajó con su padre 17 años antes.
Su madre sorprendida comenzó a gritar: "¿A Lobi? ¿Estás loco? Tiene 17 años, ¡está viejo, no puedes llevártelo así!"
Lechu se echó para atrás asustado por los gritos de su madre, pero sacó fuerza de valor. No soportaba ver cómo aquél Zigzagoon pasaba sus días tirado en un porche sin hacer nada, sin volver a sentir la experiencia del combate.
-Te retaré a un combate- Dijo decidido el hijo.
-¿Cómo?- Respondió incrédula su madre.
-Lo que has oído, te reto a un combate. Si gano, Lobi vendrá conmigo. Si pierdo, estará aquí.
La madre quedó dubitativa.
-De acuerdo.- Respondió. -Usaré uno de los pokémon de tu padre...
Era el día del 18 cumpleaños de Lechu y se sentía feliz por poder salir de viaje al fin. Recordaba todas las historias que le contó su padre sobre sus viajes y ahora él quería seguir su ejemplo.
-¡Buenos días Godzilla!- Dijo asomándose a un terrario de su habitación. De entre las hojas salió una pequeña Treecko con colores inusuales. -Voy a ver al profesor Repollo para que me dé mi licencia y pueda sacarte de aquí a vivir aventuras.
Tras la charla con el pequeño pokémon tipo planta, Lechu bajó las escaleras corriendo, saludó a su madre y salió por la puerta de casa como una exhalación.
-¿No va ni a desayunar con su familia el día de su cumpleaños?- Dijo su madre girándose hacia la mesa donde reposaban varios platos llenos de tortitas.
Lechu, mientras tanto, estaba en la calle, corriendo por un camino de tierra rodeado de vegetación, en dirección a la casa del profesor. -¿Por qué no será mi vecino?- Pensó jadeante mientras se dejaba caer al suelo totalmente agotado.
Tras parar a comprarse una bebida energética que le costó 50 Pokedólares, siguió andando hasta llegar a la casa-laboratorio, llamó al timbre y esperó.
Un hombre alto, delgado y calvo, con gran barba y bigote blancos le recibió cordialmente.
El profesor repollo invitó a Lechu a pasar para darle la licencia de entrenador, también le dio unas pokéball y un poco de dinero.
-¡Ten mucha suerte y cuidado ahí fuera!- Aconsejó al muchacho antes de salir de casa corriendo otra vez.
Al fin llegó Lechu a su casa y se sentó a desayunar con su madre y sus hermanos mientras hablaban de cómo sería el viaje del joven. Él pidió la pokéball de Godzilla para llevársela en sus viajes y también pidió la de Lobi, el Zigzagoon de la familia, el que viajó con su padre 17 años antes.
Su madre sorprendida comenzó a gritar: "¿A Lobi? ¿Estás loco? Tiene 17 años, ¡está viejo, no puedes llevártelo así!"
Lechu se echó para atrás asustado por los gritos de su madre, pero sacó fuerza de valor. No soportaba ver cómo aquél Zigzagoon pasaba sus días tirado en un porche sin hacer nada, sin volver a sentir la experiencia del combate.
-Te retaré a un combate- Dijo decidido el hijo.
-¿Cómo?- Respondió incrédula su madre.
-Lo que has oído, te reto a un combate. Si gano, Lobi vendrá conmigo. Si pierdo, estará aquí.
La madre quedó dubitativa.
-De acuerdo.- Respondió. -Usaré uno de los pokémon de tu padre...
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Al final de cada capítulo hay un reporte con las cosas nuevas que han pasado en ese capítulo.
Reporte:
Lechu ha obtenido la licencia y unas pokéballs. Sale de aventura con su mascota:
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| Godzilla. Nivel 5. |
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