viernes, 24 de octubre de 2014

Odisea. Capítulo 9: Imposible

Pues nada, desenlace a la resaca de ayer:

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Vi en una esquina mi pokédex y me acercqué a recogerla. La pantalla estaba rota, pero aún se podían ver los datos del último pokémon registrado.
-¿Skiddo?- Leí entrecerrando los ojos con sorpresa. Entonces algunos recuerdos de la noche anterior vinieron a mi mente. Como habíamos ido a recoger a nuestros pokémon, como Enzo me había contado la historia de como perdió a su familia en una tormenta que se tragó su isla natal, cómo había encontrado la Piedra Trueno (tiraba bajo un banco del parque, la vi tras caerme al perder el equilibrio borracho) y como habíamos llegado a la granja. También recordé que al llegar vimos muchos Skiddo y yo dije que eran super monos y que quería uno...

-Buenos días.- Susurró Enzo rompiendo mis pensamientos. Yo miré mi cinturon, dónde llevaba las pokéball de mi equipo y grité.
-¡Mierda! ¡Joder!- Grité varias veces.
-¿Qué pasa tronco? No grites.- Comentó Enzo tapándose los oídos.
-¡Tio tenemos que irnos!- Dije super nervioso a mi compañero. -Le he robado un Skiddo al granjero, ¡anoche capturé un Skiddo de otra persona! ¡Y no sólo eso! ¡Hemos allanado su granero!- Grité histérico.
-Joder, ¡vámonos ya!- Sugirió Enzo mientras recogía todo.

Miré que no nos dejásemos nada y salimos corriendo del granero, nos alejamos de la granja atravesando por un campo de maíz hasta que acabamos exhaustos en un camino. Intentamos recuperar la respiración mientras mirábamos en ambas direcciones del camino intentando adivinar cuál nos llevaría a buen puerto.

Mientras estábamos sentados pensando oímos voces a nuestra espalda.
-Que sí papá, te digo que falta Merry y que he oido voces viniendo por aquí.- Decía una voz femenina.
-Grrr.- Gruñó una voz grave. -Si ya sabía yo que el jaleo que oía anoche no era mi imaginación.
Miramos en todas partes, pero no había sitio a donde huír ni esconderse. Sólo quedaba esperar que nos descubrieran e intentar inventar algo.
-Rápido Lechu, saca al Skiddo de la pokéball y sígueme la corriente.- Susurró Enzo. Le hice caso, liberándo a Merry de su pokéball y viéndole sobrio por primera vez. Era una Skiddo preciosa, con el pelaje verde y los cuernos fuertes. Nada más salir, Merry se acarició contra mi pierna, por lo que Enzo comenzó su plan. -¡Deja de seguirnos maldito Skiddo!- Comenzó a gritar. -¡Ya te hemos dicho que no puedes venir!

De pronto oímos pasos que avanzaban corriendo a nuestra dirección. En seguida aparecieron un viejo y una joven que debían ser los dueños de las voces que habíamos oido antes y del Skiddo.
-¡Vosotros! ¿Qué hacéis con nuestro Skiddo?- Preguntó la chica llevándose la mano a la espalda.
-¿Que qué hacemos?- Dijo Enzo -¿Qué hace vuestro Skiddo? Nos hemos perdido y él nos ha visto y se ha puesto a seguirnos como si quisiera venir con nosotros.

Ahora que acababa de entender el plan de Enzo ya podía ayudarnos a salir impunes de esa situación.
-Así es, cuando ha aparecido corriendo hacia nosotros la he acariciado un poco la cabeza y no ha dejado de seguirnos cuando nos íbamos.- Mentí intentando ganarnos su confianza.
-¡Merry, aquí!- Ordenó el granjero con su voz grave, pero Skiddo le miró y luego apartó la vista en señal de no hacer caso.
-Merry se comporta muy raro.- Comentó la chica mientras se agachaba y extendía su mano hacia Skiddo que se acercó lentamente, olió la mano y la mordió.

La chica gritó mientras apartaba la mano rápidamente, Merry mientras tanto correteaba feliz de un lado a otro rodeándome.
-¡Papá, han capturado a Merry!- Dijo la chica con lágrimas en los ojos. Su padre la miró con aspecto severo.
-Entonces recupéralo.- Sentenció. -Si de verdad quieres ser una entrenadora vas a tener que esforzarte por lo que quieres. Y desapareció entre los cultivos.

La chica se sequó las lágrimas con el dorso de la mano y se quitó el sombrero. Dos coletas trenzadas y rubias cayeron sobre sus hombros. No la había prestado atención hasta ese momento porque su padre me intimidaba, pero ahora que la miraba a la cara, sus ojos azules y las mejillas llenas de pequeñas pecas me cautivaron. ¿Cómo había podido robarle un pokémon a una chica tan guapa? No me lo podía perdonar.


-Lo siento mucho por haber capturado a tu pokémon, pero si no recuerdo mal, ella decidió venir conmigo sin oponer mucha resistencia.- Noté cómo mis posibilidades de ligar con ella se reducían considerablemente.


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Merry se ha unido al equipo de Lechu

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