viernes, 27 de enero de 2012

Capítulo 2. Comienza el cambio. (Parte 5/5)

-¡Vamos Murkrow, desciende e intenta que el Beldum choque contra las rocas!- Gritaba Jorge en un desesperado intento por zafarse del peligro.

Miré hacia el contrincante de Jorge. Vi su cara. Yo conocía a ese chico. Me había dado mala espina desde el principio, pero nunca hubiera imaginado que llegaría a tales extremos. El chico mantenía una mirada serena y una expresión fría en el rostro. Mientras observaba como Beldum intentaba dar caza a Murkrow lo único que salía de sus labios era un “demasiado lento, no conseguirás escapar así”.

A mi lado, Edu estaba petrificado. No apartaba su vista de aquel muchacho. Con una expresión horrorizada dibujada en su cara. Edu también lo reconocía, y también sabía lo temible que podía ser ese chaval.

Finalmente, Beldum consiguió impactar en el cuerpo de Murkrow, que se dobló hacia atrás de forma peligrosa, eso podría haber supuesto una ruptura en la columna vertebral. Murkrow se desplomó y besó el suelo en su caída. Por suerte para Jorge, no había sido demasiado tarde, ya que Murkrow pudo volver a su pokéball, lo cual indicaba que no iba a morir irremediablemente.

Mientras Jorge miraba su última pokéball, a su contrincante se le dibujaba una sonrisa macabra en los labios. Disfrutaba venciendo a sus oponentes de la manera más cruel posible.

Jorge agarró la pokéball de Murkrow con decisión y mientras observaba a Houndour gritó: “¡vamos Houndour! ¡Tienes la ventaja del tipo!” Pero su adversario no se dejaba intimidar. Ordenó a Beldum derribar a Houndour una y otra vez, sin dejarle ni respirar.

Beldum obedeció al instante. Su primer golpe fue a parar al costado de Houndour, haciendo que éste cayera de lado. Una vez en el suelo Beldum golpeó en la parte baja de la mandíbula, saltándole algunos colmillos. Entonces Beldum se elevó usando el electromagnetismo de su cuerpo, se giró hasta que su cabeza apuntó a la de Houndour e inició el descenso cada vez más rápido.

De no ser por la rapidez de Jorge, el cráneo de Houndour hubiera sido aplastado contra el suelo de tierra, tiñéndolo de rojo. Su adversario hubiera sido descalificado y Jorge hubiera ganado un trauma al ver a su pokémon morir de una forma tan siniestra en su primer día de combates.

Pero Jorge fue lo suficientemente rápido como para devolver a Houndour a su pokéball y rendirse, antes de que fuera demasiado tarde.

En ese momento, el árbitro gritó por su micrófono el resultado: -¡Y el ganador de esta ronda, que pasa a la semifinal es.... Pablo!

Mientras Jorge se retiraba cabizbajo, Pablo hizo regresar a Beldum a su pokéball, los otros dos, a los que no alcancé a identificar, habían permanecido a su lado todo el combate sin participar. Lo que suponía que Pablo había derrotado a los tres pokémon de Jorge usando únicamente a Beldum.

Me acerqué furioso a Pablo.

-¿¡Pero tú eres tonto o qué cojones te pasa!?- Grité más enfadado que en toda mi vida.
-¿Y a ti que te pica? ¿Que tu novio no puede venir él solito a insultarme y tienes que ayudarle tú o qué?- Sonreía burlón.
-¿Y encima te haces el gracioso? Por poco matas a ese pobre pokémon, por no hablar de lo que le hiciste al Mankey.
-¡Oh, vamos! ¡No me jodas! Esa nenaza ha retirado a Houndour sin que sufriera a penas daños. Y respecto al Mankey.... Bueno, no controlé la fuerza.- Evadía mi mirada de asesino en serie. -¿Qué le voy a hacer yo si Beldum es un pokémon fuerte y Houndour no?
-¿Pero estás loco o qué? Joder, ¿podrías haberle pulverizado la cabeza y sigues de broma?- Tuve que controlarme para no abalanzarme sobre él y estrangularle.
-¡Callate de una puta vez, joder! ¡No tienes ni idea! ¡Lo tenía todo controlado para no matarlo! ¡Sólo debía golpearle en las patas una vez y así evitaría que se moviese!- Me dio un empujón que casi me tira y se marchó en dirección a ninguna parte.
-¡Gilipollas!- Fue lo único que me dio tiempo a gritarle.

Volví con el grupo y dirigí mi mirada hacia Jorge. Estaba a punto de echarse a llorar, pero lograba mantenerse firme a duras penas.
Aunque se había retirado sin ninguna opción de ganar, sabía que había hecho lo correcto.

-Vamos, tenemos que llevarlos a la enfermería.- Dijo Carlos mirando a otro lado, y desaparecieron entre el barullo de gente.
-Pablo puede llegar a ser duro, ¿eh?- Me dijo Edu con una sonrisa forzada. -En una ocasión, le arrancó un brazo a un ladrón usando a su mascota.
Miré con curiosidad a Edu.

-¿Cómo sabes todo eso?
-Es una larga historia, y no me apetece contarla.- Y se fue rumbo a lo desconocido.
Jodido Edu, se había marchado dejándome con la curiosidad.
Mientras se iba, escuché a los locutores algo nerviosos, anunciando un aviso de última hora.
-¡Atención! Los combates del grupo 3 se han visto reducidos drásticamente debido a los combates de Pablo. Todos los participantes han decidido abandonar el torneo, de forma que ahora el único participante es Pablo.
Una hoja llegó a manos del comentarista mientras nuestro grupo se miraba asustado.
-Me informan de que hay otro participante que no teme a Pablo. Así pues, procedemos a realizar la final del torneo. ¿Quién será el vencedor? ¿Pablo o Sergio?

Los dos combatientes entraron al campo de batalla y se dirigieron una mirada desafiante que me recordaba a una serie de dibujos de hace años en la que la gente decía: “nuestras miradas se han cruzado, ¡luchemos!” y no pude evitar reírme.

Miré a Sergio, de no ser porque en el torneo sólo pueden participar personas que cumplan la mayoría de edad ese año, hubiera dicho que Sergio tiene veintitantos años.
El combate empezó, Pablo envió a su carta estrella; Beldum, mientras que Sergio mostró un enorme Piloswine.

Me quedé boquiabierto, yo no era el único que había conseguido evolucionar a su pokémon, y además, Sergio lo había conseguido en menos combates que yo. Este tipo era un fuera de serie.

Pablo no se dejó amedrentar y ordenó a Beldum golpear en el costado de Piloswine. El impacto quedó muy reducido en daño debido a la gruesa capa de pelo y grasa que poseía su rival. Beldum no cejó en su intento por derribar al mastodonte y golpeó en una de las patas.

Piloswine levantó la pata agredida mientras gemía de dolor. Sergio se apresuró a pasar a la acción mientras ordenaba a Piloswine lanzar cristalitos de hielo a Beldum, con la esperanza de congelarlo y hacer que fuera más lento.

El hielo golpeó el ojo biónico de Beldum e hizo que se empañara y quedase ciego momentáneamente.
-¡Es nuestra oportunidad!- Gritó Sergio con todas sus fuerzas. -¡Aprisiónale contra el suelo con tus patas!

Piloswine obedeció de inmediato, se irguió sobre sus patas traseras y volvió a su posición habitual con Beldum bajo una de sus patas.

El duro cuerpo de Beldum resistió la embestida, pero quedó bastante maltrecho.
Pablo estaba nervioso, nunca antes había estado en semejantes apuros. Le cayó una gota de sudor por la frente. ¿¡Qué podía hacer?! Beldum solo conocía un ataque que consistía en embestir a su enemigo, estando bajo el peso de Piloswine no podía hacer nada.

La escena me recordaba a mi enfrentamiento con Carlos. Entonces recordé como había logrado salir victorioso de esa situación. ¡Mierda! Si Sergio no terminaba el combate rápido, cabía la posibilidad de que Beldum evolucionase, entonces Pablo tendría opción de ganar.

Sin embargo, Pablo no necesitó la evolución de Beldum para librarse de Piloswine.
El peso del gran mamífero había hecho que Beldum penetrase un poco en la tierra. Gran error. Beldum pudo maniobrar un poco, lo suficiente para orientar su “cabeza” hacia abajo, de forma que la garra le quedaba mirando hacia Piloswine.

El duro hierro de la garra de Beldum cortó la planta del pie, tiñéndolo todo de rojo en pocos segundos.
Piloswine se alzó gritando de dolor. Beldum salió del agujero en el que había quedado atrapado segundos antes, totalmente cubierto de sangre, en una visión aterradora.

Las gotas de sangre resbalaban por su cuerpo de acero y acababan cayendo al suelo.
Beldum se lanzó al ataque instado por el grito de Pablo y golpeó en uno de los colmillos de Piloswine, que se quebró y desprendió.

El marfil quedó tirado en el suelo, mientras Piloswine se tambaleaba a su lado.
Beldum dirigió su siguiente ataque al vientre de Piloswine, que tras recibir el impactó cayó inerte al suelo y, segundos más tarde, al interior de su p0kéball.

Pablo se erigía como vencedor del torneo 3, con su pokémon lleno de la sangre de su adversario y agrietado en la parte posterior, signo de la dura pelea contra aquel monstruo.
Madrazo, boquiabierto ante tamaña astucia, llamó al vencedor a la tarima.

Cuando Pablo hubo subido, Madrazo le felicitó, le dio la pokéball de Beldum y su nueva pokédex. Pablo, sin cambiar la mirada ni un ápice, cogió el micrófono, se lo acercó y dijo: “Sé que queréis conocer a quién os ha derrotado. Os voy a dar ese placer.” Acercó el micro a la pokédex y presionó un botón.

Por los altavoces empezó a sonar “Beldum, el pokémon “Bola Hierro”. Tipo Acero y Psíquico. Beldum habita en cuevas y es difícil de ver fuera de ellas. Su cuerpo emite ondas electromagnéticas con las que repele la gravedad y puede levitar. También puede usar estas ondas para comunicarse con los suyos. Su cuerpo está enteramente hecho de acero y es macizo, por lo que llega a pesar muchísimo a pesar de su tamaño. La reproducción de Beldum es asexual por bipartición. Cuando dos Beldum se encuentran y deciden asociarse, evolucionan formando un Metang, que conserva ambos cerebros, de forma que posee dos. Como no tiene sentimientos, su cuerpo puro le protege de bajar sus características de ataque, defensa o velocidad.”

-Ahora ya conocéis al que será el futuro pokémon estrella; OverLord.- Dijo sonriente.
-Para conseguir eso tendrás que trabajar muy duro.- Le dijo Madrazo algo molesto. -Bueno, ya tenemos a los tres vencedores del torneo de este año. Y como os dije, este año está lleno de sorpresas, la primera de todas es.... Por favor, que suban los tres vencedores.

Diana me dio un golpe en el hombro, debido a que estaba distraído y me avisó de que tenía que subir a la tarima.
Subí tras Edu. Cuando ya estábamos arriba, Madrazo prosiguió.
-Quiero que os enfrentéis, una batalla a tres bandas, quien gane, se llevará su segundo pokémon a casa.- Tras una pausa en la que nos quedamos mirando con curiosidad a Madrazo dijo. -¡Ahora, vamos!

Rápidamente las pokéball se elevaron en el aire y de su interior salieron los pokémon.
Todo fue muy caótico, Nidorino golpeando con su cuerno a todo el que se le acercaba, Elekid lanzando descargas eléctricas y Beldum flotando por doquier, golpeando de vez en cuando.

Todo iba bien hasta que un rayo de Elekid golpeó a Beldum mientras éste embestía a Onii-San. La electricidad pasó de Beldum a mi Nidorino y finalmente cayó debilitado. Sólo quedaban Elekid y Beldum, pero el cuerpo metálico de éste último hacía ineficaces las descargas de Elekid, hasta que, inevitablemente, Elekid cayó debilitado.

En ese momento, Beldum se partió por la mitad. Cada pedazo de Beldum empezó a crear un Beldum completo. Finalmente, aquel trozo de acero se había convertido en dos, pero esto no duró mucho.

Los dos Beldum se arrejuntaron, fundiendo un poco de ambos cuerpos crearon una especie de casco, ambos entraron en él y comenzó a brillar el conjunto. Cuando cesó el brillo, el casco poseía los ojos biónicos de ambos Beldum y sus garras. Era un Metang. Saqué mi pokédex y apunté al nuevo descubrimiento.

-Metang, el pokémon "Garra Hierro". Tipo Acero y Psíquico. Metang es la forma evolucionada de Beldum. Esta evolución se produce cuando dos Beldum se unen formando a su vez una cubierta de hierro rodeando sus cabezas. Metang posee dos cerebros, uno por cada Beldum, y el antiguo cuerpo de los Beldum son ahora sus manos, que poseen unas garras de hierro capaces de romper cualquier roca. Viven en las zonas de las montañas, donde se alimentan de rocas y minerales de todo tipo. Se pasa el día levitando, excepto cuando duerme. Al igual que su pre evolución, su cuerpo puro impide verse mermadas sus características.

Pablo había ganado, su pokémon había evolucionado y ahora cogía la pokéball de su siguiente elección; Aron.
Lo liberó de su pokéball, lo nombró IronStone y comenzó a sonar sus datos.

-Aron, el pokémon "Coraza Férrea". Tipo Acero y Roca. Aron es conocido por la dureza de su coraza, que es de acero, la dureza de esta coraza dependerá de la alimentación que Aron siga, que suele ser del hierro que extrae de las montañas. En ocasiones escasean los recursos y los Aron bajan las laderas impulsados por su instinto, buscando más hierro para poder alimentarse. Su fuerza es tal, que puede derribar vehículos para luego comérselos. Sus plagas pueden ser muy peligrosas, por eso en las zonas circundantes a sus hábitats, los habitantes suelen dejarles comida de sobra para que no lleguen a acercarse a la ciudad. Su robustez le permite aguantar los golpes de una manera muy eficaz, y combinado con su cabeza roca es capaz de atacar sin hacerse daño él mismo.
-¡Muy bien! Excelente victoria Pablo.- Dijo Madrazo con satisfacción en sus palabras. -Pero no creáis que esta era la única sorpresa, aún queda la más importante, y la que más va a gustar al público.- El público se alborotó. Cuando cesó el jaleo, el profesor siguió con su frase. -Este año no vamos a tener tres vencedores, al menos en total. ¡Vamos a tener tres vencedores por cada torneo!
Aplausos, silbidos y griteríos llenaban la sala. La gente estaba emocionada ante esta segunda oportunidad que acababa de aparecer frente a sus narices. Yo no pude esconder una sonrisa de satisfacción. Quizá no me fuese sólo de viaje al final.
-Primeramente, el segundo vencedor de cada torneo ya está decidido. Sólo seis personas han llegado a la final, tres de ellas ya están aquí arriba, las otras tres tienen que subir ahora.
Los segundos vencedores eran los que se habían quedado a las puertas de ganar. Esto significaba que Carlos estaría conmigo. Subieron a la tarima Carlos, Isabel y Sergio. Estreché la mano de Carlos mientras le felicitaba. Estaba tan feliz que parecía a punto de llorar de la emoción.
Madrazo hizo entrega de los pokémon y las pokédex; Carlos arrebató de las manos del profesor su pokéball, no pudo evitar levantar la mano cerrada en torno a la pokéball mientras gritaba, era comprensible.
Todos liberaron sus pokémon; Sergio a su Piloswine, Isabel a Roggenrolla y Carlos a Tauros.
Nada más ser liberado el pokémon de Carlos, se encaró a mi Nidorino, se ve que aún le guardaba rencor, y yo quería evitar un enfrentamiento innecesario, asique disculpándome a Nidorino, lo guardé en su pokéball.
-Bien, bien. Ahora toca el turno de los últimos vencedores. Los administradores están distribuyendo pañuelos en función de vuestro torneo. Pañuelo verde para el primer torneo, rojo para el segundo y azul para el tercero. Ponédselo a vuestro pokémon y escuchadme. Esto va a ser una batalla. Lo único que debéis conseguir es ser los últimos con vuestro color en pie. Los que queden al final en pie, serán los ganadores. Sin embargo, para que esto cuente, debéis eliminar al menos a un pokémon de vuestros adversarios. ¡Comenzad!
Esta pelea fue más caótica que la mantenida entre Pablo, Edu y yo. A Madrazo le gustaba el caos y las batallas a gran escala. Tras diez minutos de fuego volando por aquí y allá, de rayos cayendo por todo el campo y de patadas y mordiscos, se decidieron los primeros vencedores, Anne, que lo había tenido fácil al haberse ido casi todos los miembros del primer torneo, y Vero, que no había parado de quemar a sus contrincantes. Sólo faltaba el recién curado Houndour de Jorge peleando contra un débil Gastly. En poco tiempo, Gastly cayó al suelo y Jorge, incrédulo, se proclamó como tercer ganador del tercer torneo.
-Fin del capítulo.-

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