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-Era
realmente guapa.- Dije distraidamente mientras curaban a nuestros
pokémon.
-Sí.-
Respondió Enzo. -Tenía algo especial. Pero también tenía un aura
oscura.- Comentó pensativo.
Pensé
en todo lo que había pasado, en cómo Sylvie había amenazado a
aquél hombre tan grande y él se había echado a temblar. Me
preguntaba cómo una rosa tan bella podía tener unas espinas tan
gordas.
-En
fin.- Proseguí hablando. -Hay un sitio al que me gustaría ir para
conseguir mi segundo pokémon.- Dije a Enzo. -Está a las afueras de
la ciudad.
Nos
pusimos en marcha, andando por las calles de la “pacífica”
ciudad. Adoquines levantados y farolas reventadas adornaban la calle
de uno de los peores pueblos de la región. Menos mal que me iba de
viaje y no volvería a estar aquí en mucho tiempo.
Tras
mucho caminar con nuestra segunda cerveza abierta, llegamos al sitio.
Un gran edificio blanco se inclinaba frente a nosotros.
-Vamos
a entrar.- Informé a mi compañero.
-Espera,
¿es aquí? ¿Seguro? Pero, ¿qué pokémon vas a atrapar aquí?- Me
preguntó sumamente confuso.
-Esto
es un criadero de roedores, aquí podré comprar un Pichu bueno, que
los que andan por las calles son muy agresivos y transmiten
enfermedades.
Sin
más dilación entramos al edificio. Ya había concertado ir desde el
día antes de recibir el título de entrenador porque estaba ansioso
por conseguir más pokémon. Nos encontramos con el encargado del
criadero que nos enseñó las instalaciones y los pokémon que había
criados allí. Rattata, Minun, Plusle, incluso había Pachirisu.
Llegamos
a los Pichu y ví que los tenían separados por camadas de colores,
los normales, los shiny, los albinos, los extraños... Me fui a los
albinos a mirar y en seguida vi una que destacaba del resto. Era el
único que no estaba mamando de su madre Pikachu y además tenía los
ojos negros en lugar de rojos.
-Los
ojos negros protegen mejor la pupila, por lo que si me llevo éste no
tendré que preocuparme por infecciones en los ojos.- Comenté
distraido.
Avisé
al encargado para decirle que ya me había decidido. Sí, ya sabía
que quería ese.
-¡Oh!-
Dijo el encargado. -¡Muy buena elección! Esta Pichu es muy buena
con los humanos, es muy cariñosa y además conoce dos ataques muy
raros.
Una
vez pagadas 500 monedas por la pequeña Pichu, sólo tuve que cogerla
y capturarla con una de mis pokéball. El objeto giró un poco, pero
en seguida se detuvo en señal de una buena captura. Estaba tan
emocionado por la nueva incorporación que miré sus datos en la
pokédex y reté a Enzo a un combate.
Al
salir del edificio nos alejamos un poco hasta salir también de la
ciudad y nos desplazamos a un pequeño prado que había a las
afueras, en un claro de hierba baja comenzamos nuestra pelea.
Padme |
Canario |
-¡Bien
Padme! ¡Antes de nada, sorprende a ese pájaro!- Ordené rápidamente
al sacar mi nuevo pokémon de su pokéball.
Pichu
corrió a cuatro patas hasta Fletchling y fingió golpear de frente
pero en el último segundo cambió y golpeó de lateral,
sorprendiendo a su rival e impidiéndole hacer nada.
-¡Muy
bien! ¡Fríelo con Impactrueno!- Dije esta vez.
Pichu
se irguió sobre sus patas traseras y alzó las manos como invocando
una Genkidama. Una fuerte descarga nacida de sus mofletes corrió
hacia Canario y lo golpeó dejándolo KO.
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Una poderosa aliada se ha unido al equipo de Lechu; Padme.
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