Os he contado muchas veces mi historia, pero nunca al completo.
Seguramente tampoco haya contado toda la verdad.
Hoy quiero que sepáis lo que hice, porqué lo hice y porqué repercutió como lo hizo.
Empezaremos la historia contando mi primer amor.
Me enamoré de una persona que en apariencia me complementaba bien, pero que resultó en una total incompatibilidad.
No congeniábamos de ninguna manera, y eso acabó haciendo que nada fuera bien.
Yo no era como ella quería, y yo no quería nada.
Empecé a sentirme mal por no poder darle lo que ella pedía y a la vez más distanciado.
Sabía que no teníamos futuro, pero no quería estar solo.
Me daba miedo no encontrar a nadie, porque pensaba que no valía nada.
Entonces conocí a Mina.
Nada más verla supe que me gustaba.
Cuando empecé a conocerla confirmé que me gustaba.
Quería estar con ella, pero no quería hacer daño a Diana.
Estaba hecho un lío y al final tomé una decisión, un tanto forzada.
Engañé a Diana. La hice aún más daño del que hubiera hecho si hubiera afrontado la decisión y actuado como un hombre.
Aquí empezó todo lo que me ha llevado a un bucle de autodestrucción y depresión que abordaremos más adelante.
No quería tener que elegir por lo que prolongué al máximo el tiempo que pudiera estar con ambas.
Al final ella se enteró. Discutimos, lo dejamos, me odió. Con razón.
Yo también me odié. Odiaba haberla hecho daño, haberla mentido.
Pensaba no merecer nada, ser escoria, una mala persona.
Empecé a pensar que no merecía ser feliz.
Por eso, cuando estaba empezando a salir con Mina, empecé a sabotearme.
Caí en una depresión que oculté a todo el mundo, pero ella lo sabía. Intentó sacarme muchas veces, pero nunca la dejé. Y nunca se dio por vencida.
Intentó animarme, y nunca lo valoré, alegando que era su deber y que no lo hacía en serio.
No quería ver lo que ella me mostraba, porque yo no me veía tan bueno como ella decía.
Y sin embargo, me hacía feliz.
Tanto, que en un ataque de autodestrucción me enfoqué en hundirla a ella.
"Si me quito la fuente de felicidad, podré ser infeliz por siempre, que es lo que merezco."
Eso pensé.
La ataqué constantemente, y ella siguió a mi lado.
Hasta que dejó de estarlo.
Llegó a su límite y decidió alejarse de mí para recuperarse.
Me dejó y yo la culpé de mi miseria, y fui a hacerla daño a propósito, y lo hice.
Aún así, siguió ayudándome, y yo rechazando la ayuda de malas maneras.
No vi que el hecho de dejarme también le dolía a ella.
"¿Cómo va a dolerle si me ha dejado?" Me preguntaba.
Yo era una persona tóxica y repercutió pronto.
Forcé aún más su límite, hasta que decidió alejarse del todo de mí.
Entonces toqué fondo.
Aún más profundo de lo que había estado hasta ahora.
Y me di cuenta de que por una vez no estaba satisfecho con el resultado.
Que no quería seguir lamentándome toda mi vida.
Esa hostia me permitió quitarme la venda de los ojos.
Pude ver con claridad todo el daño que le había hecho a la persona que me cuidaba en mi afán autodestructivo.
Quise cambiar y salir del agujero.
Por ella.
Gracias a ella.
Hoy le he dicho que he cambiado gracias a ella.
Me ha respondido que he podido cambiar porque quería cambiar.
Pero querer cambiar también ha sido gracias a ella.
Desde que toqué fondo sólo he podido seguir subiendo, con mis tropezones, pero avanzando poco a poco.
Gracias a ella he podido cambiar e incluso he llegado a estar en paz conmigo mismo.
Ahora no miento.
Ahora no pienso que sea mala persona.
Ahora valoro a las personas que me rodean.
Ahora cuido a mis amigos.
Ahora lucho por lo que quiero.
Ahora me esfuerzo por llegar a las metas.
Ahora intento mantenerme positivo.
Ahora no soy débil.
Ahora la amo, y soy plenamente consciente de ello.
Ahora quiero que sea feliz ante todo, y por fin puedo decir que podría alegrarme plenamente con ello aunque eligiera a otra persona.
Salir de una depresión autoinducida no es fácil, pero lo he conseguido gracias a que ella siempre ha creído en mí y me ha dado unos pilares sobre los que apoyarme y me ha ayudado a encontrar a la gente a la que puedo llamar "amigo" y que también me ha ayudado mucho.
No hay que lamentar el pasado, sino aceptarlo y cambiar.
Y yo soy un nuevo Juanma.
Un Juanma mejor.
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