¿Sólo aprendo a hostias?
Sí.
Pero al menos, la última hostia ha terminado de quitarme la venda.
Ya no estoy ciego.
Ahora veo lo que quiero llegar a ser.
Ya había escrito esta entrada, pero se ha apagado el ordenador justo antes de poder guardarla.
No va a quedar como antes, pero lo intentaré.
El antiguo yo ha muerto hoy.
Tras la última hostia que me ha terminado de hundir, he decidido levantarme.
Levantarme y cambiar.
Estoy harto de estar deprimido.
A partir de ahora pasaré mis deslices apoyado en mis amigos.
No se permite la debilidad.
Ahora sólo seré fuerte.
Y seguiré caminando.
Caminando aunque el camino sea duro.
Caminando aunque no se vea el final.
Caminando aunque esté oscuro.
Y caminando llegaré al final.
A la meta.
A estar feliz conmigo mismo.
Y espero que también estés tú.
Si te caes siete veces, levántate ocho.
Y así voy añadiendo a lista de cosas que me han hundido pero que no puedo contar porque tengo que cargar yo mismo con ello.
Y no importa.
Porque esta vez, seguiré caminando hasta el final.
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