viernes, 21 de octubre de 2011

Capítulo 1. Comienza el torneo (parte 4/5)

El combate finalizará cuando los tres pokémon de uno de los combatientes estén demasiado débiles para continuar.”

-Muy bien, ¡Vamos allá!- Grita Carlos con mucho entusiasmo mientras envía a combatir a un Pidgey. El pokemon que Amador elige es un Ekans. 

-¡Vamos Pidgey, no le dejes moverse! ¡Usa placaje!

El Pidgey de Carlos se abalanza contra Ekans placándole y desplazándole unos centímetros. Pero Ekans resiste bien el golpe y responde mordiendo el ala de Pidgey, que comienza a agitar sus alas desesperadamente.

-¡Ya es tuyo, Ekans! ¡Atadura!- Grita Amador mientras Ekans se enrosca al rededor de Pidgey.
Carlos grita incoherencias a Pidgey intentando que éste realice algún ataque. 

-¡Usa tornado!- Por fin alcanza a decir Carlos.

Pidgey es capaz de librarse de Ekans, pero éste no se rinde y se abalanza contra el cuello de Pidgey, mordiéndolo con toda su fuerza y provocando que éste acabe regresando a su pokéball.
Carlos envía esta vez a Zigzagoon, que tras salir de su pokéball embiste a Ekans como un rayo y sin necesidad de órdenes y lo debilita.

-Vaya, se ve que querías combatir.- Dice Carlos en bajito mientras sonríe.

-¡Eso es trampa! ¡No le has dado ninguna orden!- Intenta justificar Amador. 
Pero como nadie le hace caso libera a su próximo pokémon; Skorupi.

-¡Zigzagoon enséñale tu derribo!- Zigzagoon se lanza como una bala contra el pequeño bicho, que logra esquivarlo de un salto.

-¡Usa pin misil!- Grita Amador mientras Skorupi aún está en el aire.
Una sucesión de agujas son lanzas desde las extremidades del bichito hasta aterrizar en el lomo de Zigzagoon, que aúlla de dolor.

-¡No te rindas Zigzagoon! ¡Aprovecha que no puede esquivarte para usar derribo una vez más!
Zigzagoon hace un giro de 180º y se encara a Skorupi. Se lanza como un relámpago zigzagueante contra su adversario y lo propina un golpe que hace retorcerse de dolor a ambos.
Skorupi se levanta a duras penas, pero no consigue hacer nada antes de que el láser de la pokéball lo apunte y lo obligue a entrar.

-¡Stunky!- Grita Amador desesperadamente al tiempo que lanza su última pokéball.
De su interior sale Stunky que mira desafiante a Zigzagoon.

-¡Vamos Zigzagoon, usa derribo como hasta ahora!
Zigzagoon se lanza al ataque como si su vida dependiera de ello.

-¡Esquívalo y usa...!- La frase de Amador quedó incompleta. Zigzagoon había logrado impactar a Stunky, que había sido lanzado por los aires hasta caer de costado.
La habilidad del resquicio de Stunky inflige daños a Zigzagoon, y éste cae debilitado también.

Carlos se quedó con cara de embobado mientras Zigzagoon regresaba a su pokéball y el árbitro le declaraba vencedor. “¿He ganado con un sólo pokémon?” Decía continuamente, hasta que se me acercó y me dijo:

-¡He ganado con un sólo pokémon! ¡Juanma, no tienes opción de vencerme!
Yo me limité a reír, ante lo que Carlos frunció el ceño.

-¿Qué es tan gracioso? ¡Ya has visto lo que he hecho con ese tipo, no puedes derrotarme!- Seguía gritando Carlos.

-A ver, a ver. No te enfades, ¿vale? Simplemente pensé que estabas de broma. No todas las personas son iguales, es posible que tú seas buen entrenador, pero lo más probable es que Amador fuera demasiado malo.

Carlos me miró indignado, como si no confiara en su fuerza. Se marchó algo enfadado mientras me decía: “más te vale no perder Juanma, quiero ser yo quien te derrote”.
Sabía que era fácil hacer enfadar a Carlos, ¡pero esto era exagerado!
Por supuesto, no me pensaba disculpar con él, no había hecho nada malo. Sólo tenía un pensamiento en mente, y era el de no dejarme ganar por nada ni nadie. Interrumpiendo mis pensamientos, sonó mi nombre a través de la megafonía. Era mi turno de demostrar mi poder...

Mi contrincante se llamaba Arthur y tras una reverencia mostró su primer pokémon: un Frillish azul como el mar. Yo eché mano a la pokéball de Trubbish y lo lancé al combate, esperando el primer movimiento de Arthur para saber como responder, tal y como había visto tantas veces en la televisión.

-Frillish, usa absorber.- Fue todo lo que dijo Arthur sin apenas cambiar su mirada.

-¡Llena el campo de púas tóxicas!- Grité y, al instante, todo el campo estaba plagado de pequeños pinchos venenosos, que aguardaban pacientes a ser pisados por algún pokémon descuidado.

Antes de que pudiera hacer nada más Frillish se había colocado detrás de Trubbish y mientras le agarraba con sus tentáculos comenzaba a absorberle la vida.
Trubbish estaba en apuros y a mí no se me ocurría ninguna solución, por lo que opté por devolver a Trubbish a su pokéball. Saqué a Nidoran en su lugar mientras pensaba como continuar con el combate.

-Vas a ver lo que es el miedo.- Dijo Arthur con una sonrisa macabra.- ¡Usa tinieblas!
Una bruma oscura comenzó a cubrir a Nidoran provocándola miedo e inseguridad. Entonces comenzaron las visiones que aterrorizaron por completo a Nidoran impidiéndola hacer nada.

-Tal vez esto funcione,- murmuré para mis adentros -¡Nidoran, usa atracción!- Pero debido al miedo, la sonrisa que ponía Nidoran para conquistar a Frillish era más falsa que un Metapod usando danza espada.

Sin más remedio, guardé a Nidoran en su pokéball y volví a usar a Trubbish. "Usa gas venenoso" grité justo cuando acababa de salir de su pokéball.
Una nube tóxica salió de la boca de Trubbish y rodeó a su adversario.  Frillish quedó envenenado y no pudo hacer nada por evitar el destino que ya estaba escrito. Frillish se lanzó al ataque, pero en el camino sus puntos de salud alcanzaron un nivel crítico y el dispositivo de seguridad de la pokéball de Frillish se activó, de forma que regresó a su interior.
Rápidamente acudió un administrador del torneo a recoger al pokémon envenenado.

Arthur me dirigió una mirada despectiva por lo que acababa de hacer. Son gajes del oficio, si juegas con veneno, acabas intoxicado. Mi rival lanzó su siguiente pokéball, que al abrirse mostró un Corsola. Antes de que pudiese reaccionar, se clavó una de las púas tóxicas y quedó también envenenado, el encuentro se decantaba hacia mi lado. Por un momento comencé a celebrar mi victoria pero, antes de que me pudiese dar cuenta, Corsola usó alivio para recuperar su estado normal.

Mientras yo miraba con cara de tonto la estrategia que se acababa de marcar Arthur, él aprovechó para lanzar un ataque burbuja que resultó crítico. Trubbish fue vencido y tuve que sustituirlo por Croagunk.

-¡Vamos Croagunk, dalo todo!- Grité, y para mi sorpresa y a pesar de su aspecto exterior, que dejaba mucho que desear, Croagunk era bastante rápido, y así lo demostró tras lanzar un ataque impresionar, con el que Corsola retrocedió. -¡Ahora finta!- Y rápidamente Croagunk desaparecía y aparecía al lado de Corsola, desapareciendo nuevamente tras golpear.

-¡Corsola, clavo cañón a la de ya!- Las púas salieron disparadas de los cuernos de Corsola.

-¡Recíbelo!- Y mientras las púas impactaban Croagunk se cubría con los brazos cruzados. -Y ahora termina con desquite!

Croagunk da un salto aún con los brazos cruzados, estira hacia arriba uno de sus brazos y lo lanza hacia abajo justo antes de caer, impactando en la cabeza de Corsola e incrustándole en el suelo.
 
Sólo quedaba un pokémon, que resultó ser un Shedinja, cuyo superguarda no pudo protegerlo de las púas tóxicas y cayó debilitado.

Corrí a ver a mis amigos, emocionado por mi fortuita victoria. Estaba tan emocionado que no vi a un chico hasta que choqué con él.



 
-Perdón, no te he visto...- Traté de disculparme.

-Había visto que eras torpe manejando pokémon, pero no me imaginaba que eras torpe al completo.- Dijo secamente aquel individuo. -No merecías haber ganado, aunque a decir verdad, ninguno de los dos lo merecía.

-¿Disculpa? No consiento que nadie se meta conmigo de ese modo, y menos sin conocernos ¡exijo saber quién eres!

-¿Exiges?- Se echó a reír. -Vaya, vaya. Veo que por lo menos eres gracioso.- Hizo una leve pausa. -Mi nombre es Pablo, no olvides este nombre, pues es el nombre del próximo líder mundial.

-Pfff, te das muchos humos para no haber combatido siquiera, ¿no?

-Ten cuidado, no te gustaría tenerme como enemigo.- Advirtió con brusquedad.

-Espero que nos enfrentemos pronto, así podré demostrarte lo equivocado que estás.

-No pierdas el tiempo, serás descalificado en la siguiente ronda.- Sentenció bastante seguro de no fallar. -Además, yo estoy en el grupo 3, asique no nos enfrentaremos dentro del torneo.

-Pero conozco a alguien que sí se puede enfrentar a ti y derrotarte.- Grité furioso pensando en Jorge.

-Ah, ¿sí? Ya lo veremos, tal vez me divierta un poco...- Dijo mientras esbozaba una leve sonrisa.
 
Pablo siguió caminando hacia donde iba antes de chocar y yo fui directo a hablar con Jorge. Entre la multitud se me hacía imposible encontrarle, pero finalmente lo encontré junto con Carlos, Edu y Vero, que estaban sentados a la sombra de una encina.

-¡Buenas!- Saludé a todos.

-¿Qué tal te ha ido el combate?- Dijo Vero sonriente.

-Bien, al final he ganado, aunque me han derrotado a un pokémon y casi a otro más.

Carlos me miró más relajado que en nuestra última conversación y me dijo que “menos mal que no has perdido”, como si esperase de mi que perdiera.

-Oye Jorge,- me acerqué hasta él. -Tú estás en el grupo 3, ¿cierto?- Pregunta absurda, pues ya sabía la respuesta. -Verás, es que me he encontrado con un chico bajito, de ojos marrones y pelo corto y oscuro. Llevaba una camiseta y una gorra de color azul acero y unos pantalones cortos de color gris metálico, y quiero que le ganes en el torneo.

-Eso est..- iba a decir Jorge cuando de pronto Edu le interrumpió.

-¡No! ¡Eso es imposible! ¡No puedes derrotar a Pablo tan fácilmente!

-Edu, relájate. ¿Qué ocurre?- Pregunté inquisitivo.
  
Edu estaba más nervioso de lo normal y yo quería saber a que era debido.
 
-Yo conozco a Pablo. Es el mejor entrenador que he visto nunca. Jorge no tiene ninguna posibilidad contra él.- Edu estaba asustado por la idea de que Pablo participara en el torneo, pero a la vez estaba calmado al no coincidir en el grupo. -Además...- Prosiguió, pero su voz se entrecortó.
 
-¿Además...?- Intenté hacerle seguir con la historia.
 
-¿Eh? No, nada.- Y se echó a reír nerviosamente.
Los demás preferimos no seguir preguntando y concentrarnos en el torneo. Edu miraba hacia el suelo y el ambiente se había enrarecido. Vero rompió el hielo:
 
-¿Oís eso?
 
-Yo no oigo nada- dijo Jorge confuso. -Será tu imaginación.
 
-No, no lo es- añadió Carlos aguzando el oído. -Yo también lo estoy oyendo.

Rápidamente nos levantamos todos del suelo y nos acercamos al campo de batalla.
Allí había una marea de gente aplaudiendo, vociferando directamente a nuestros oídos y haciendo la ola. Se había acabado la primera ronda del torneo 1 y los administradores mostraban en la gran pantalla los datos de los ganadores de esta primera ronda. Me puse rojo al ver mi foto y nombre, mientras mis amigos para mejorarlo me decían cosas del tipo “que bien sales en la foto”, “eres el mejor, vas a ganar” y todo tipo de frases halagadoras, pero avergonzantes.

Ya quedábamos pocos, y la suerte había deparado nuestros próximos rivales. Yo me enfrentaría a Aurora en el segundo combate y Carlos en el cuarto lucharía contra Alfredo.
Nos reunimos todos a corrillo, como si preparásemos una estrategia de fútbol y comenzamos a saltar y aullar. Cuando hubimos parado nos miramos todos con cara extraña pensando “¿a quién demonios se le ha ocurrido hacer esto y porqué?” Pero de pronto sonó la megafonía reclamándome -¿ya han terminado el combate? ¡No puede ser!- Grité algo asustado sabiendo que el vencedor era mi rival en las semifinales en caso de que yo ganara.

-No te preocupes.- Me dijeron todos sonriendo.

-Lo harás genial.- Me animó Edu.

-Llegarás a la final, seguro.- Prosiguió Vero muy convencida.

-Confiamos en ti.- Soltó Jorge.

-Juanma... Eres fuerte, no lo olvides, llegarás muy lejos.- Las palabras de Carlos parecían sinceras, me animaron mucho. Hasta que dijo: -Pero no más que yo.

Ambos nos pusimos a reír y se me fueron los nervios. Me acerqué al campo de batalla, que había cambiado respecto a la primera ronda. Si bien antes era un campo de tierra con algunas piedras, ahora era un campo de hierba con árboles. 
No estaba seguro de que el escenario fuera importante, pero no me gustaba combatir entre árboles.
El árbitro alzó las banderas llamando nuestra atención y dijo por un megáfono: “Las reglas para este combate son simples, utilizaréis los tres pokémon a la vez, cuando los tres pokémon de uno de los entrenadores no puedan continuar, el combate habrá finalizado.”

-Continuará...- 

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