viernes, 28 de octubre de 2011

Capítulo 1. Comienza el torneo (parte 5/5)

-Un combate triple,- pensé -nos ponen a prueba desde el primer minuto.

Liberé de mis pokéball a los tres pokémon, destacando Croagunk como líder del grupo en una posición más adelantada y central. Mientras mis tres pokémon se miraban y conocían, Aurora sacó a los suyos. Una entrenadora de tipo planta tenía la ventaja del campo, pero la desventaja del tipo.

Sewaddle se ocultó entre las copas de los árboles, Pansage saltaba de árbol en árbol y Snivy correteaba ágilmente por entre la hierba.

Los árboles eran mi principal problema contra Aurora, por lo que ordené a Croagunk derribarlos usando desquite mientras que Trubbish intentaba acertar con polución al Sewaddle oculto entre las copas.

Pansage se movía de árbol en árbol mientras iban cayendo por la brusquedad de Croagunk, hasta que finalmente bajó al suelo a encarársele. Trubbish seguía lanzando bolas de lodo cuando de pronto un ciclón hojas le elevó y le hizo caer segundos después con cientos de cortes por doquier.

Snivy se escondió tras un árbol después de este ataque y Sewaddle, ahora que no tenía a Trubbish incordiándole pudo salir de su escondrijo y usar disparo demora contra Croagunk, dejándolo atrapado. Mientras Trubbish yacía inconsciente en el suelo y Croagunk trataba de liberarse inútilmente, Nidoran usó placaje contra Pansage, que se disponía a atacar al indefenso Croagunk.

Rápidamente Sewaddle y Snivy se pusieron a los lados de Pansage y se encararon todos contra Nidoran. Snivy lanzó sus cepas contra Nidoran, pero las esquivó de un salto y cayó sobre Sewaddle. Nidoran aprovechó para usar doble patada. Mientras tanto, Trubbish recuperaba la consciencia y se acercaba hacia donde se estaba disputando la pelea.

Pansage, ajeno a este hecho dio un salto hacia atrás esquivando a Nidoran, con la mala suerte de caer en los brazos de Trubbish, que lo sujetaron permitiendo a Nidoran impactar con toda su fuerza usando picotazo venenoso. Pansage cayó al suelo envenenado y antes de que pudiese hacer nada regresó a su pokéball. Mientras me estaba cebando con Pansage no estaba atento de Croagunk, situación que Snivy aprovechó para atacar y debilitarlo.

Ya sólo nos quedaban dos pokémon a cada uno. Snivy ató con sus cepas a Trubbish mientras Sewaddle hizo lo mismo con Nidoran. Sewaddle se acercó a Nidoran y usó picadura. Nidoran chilló de dolor mientras Sewaddle la mordía la cabeza, entonces Trubbish placó a Sewaddle, que al parecer había escapado de Snivy usando polución. Nidoran se liberó de la red con la que estaba atrapada y placó a Sewaddle estampándole contra un árbol.

Sewaddle volvió a su pokéball y el árbitro pitó el final del combate a mi favor.

Con satisfacción me giré hacia el público y sonreí, ¡estaba en la semifinal!
Volví con mis amigos que me sumergieron en un abrazo grupal del que no podía escapar. Cuando por fin me dejaron respirar, todos nos reímos. Estaba un paso más cerca de conseguir mi primer pokémon.

Estaba algo cansado, asique deseé suerte a Carlos aunque no se fuera a enfrentar aún y me dirigí debajo de la encina a descansar. Miré mi reloj, ya eran las 13:03. Se me había pasado el tiempo volando. Dentro de poco tendríamos que hacer una pausa para comer.
Mientras estaba tan a gusto en la sombra, apareció una persona. Su presencia me hizo abrir los ojos. “¡Diana!” Grité exaltado. “¿Qué haces aquí?”

-Menuda pregunta, te dije que vendría a verte combatir. ¿O es que lo has vuelto a olvidar?
-¿Eh? No, no. Claro no que no lo he olvidado, es solo que como no te había visto entre el público, ya pensé que no nos veríamos.
-¿¡Pero cómo no voy a venir!? Hoy es un día muy importante, hoy conseguirás tu primer pokémon.- Decía Diana sonriéndome -Además, el profesor Madrazo me ha pedido que viniera.

-Ah, ¿sí? Y ¿para qué quería que vinieras?- Pregunté nerviosamente.
-Pues no lo sé. Dice que lo sabré al acabar el torneo.- Hizo una pausa mientras rebuscaba algo en su bolso. -Por cierto, tengo algo para ti si ganas el torneo, pero antes, quería regalarte esto.- Dijo mientras extendía sus manos con un brazalete entre ellas.
-Hmm... ¿Esto qué es exactamente?- Dije con el extraño brazalete en la mano.
-Eso es un brazalete con seis enganches para pokéball. Así siempre podrás llevar a mano tus pokémon más importantes.

-¡Que chulo! Eso es más práctico que llevarlas tiradas en la mochila.- Dije mientras me ponía el brazalete en la mano derecha.
Seguidamente procedí a enganchar las tres pokéball de las que disponía al brazalete cuando de pronto Nidoran fue liberada de su habitáculo.

-¡Que monada!- Gritó de golpe. -¿Es a este a quién vas a escoger?
-Sí. De entre todos, es la mejor opción. Espero convertirla en un poderoso Nidoqueen cuanto antes.
-Pues lo tienes chungo.- Dijo mientras se reía.
-¿Qué? ¿Por qué?- Pregunté, pero la única respuesta que obtuve por su parte fueron risas.

Juntos, nos acercamos al campo de batalla en el que sólo nos dio tiempo a ver cómo Carlos hacía regresar a su pokéball un pokémon cuya silueta no pude distinguir, seguidamente de un fuerte aplauso y el mismo Carlos alzando los brazos en señal de victoria.

Salió del terreno y entré yo. Cuando nos cruzamos le dí la mano y mis felicitaciones, él me deseó suerte.

Usad dos pokémon, pero pensad bien cuales usáis porque no están permitidos los cambios” dijo el comentarista. “Además, el pokémon que no uséis ahora será el pokémon que uséis en la final”.

Asique no sólo tengo que decidir a quién usar ahora, sino que tengo que pensar también en el siguiente combate. No tengo ni idea de a quién usar... Lo dejaré todo a la suerte.

Cogí dos pokéball al azar y las lancé al campo. De su interior salieron Croagunk y Trubbish. Los pokémon del enemigo Antonio eran Ryhorn y Geodude.

Rápidamente ordené a Trubbish lanzar sus bombas tóxicas para envenenar a los enemigos, mientras a Croagunk le ordenaba usar desquite en cuanto se acercara a ellos. Ryhorn ignoró las bombas que le estaba lanzando Trubbish y le embistió, pasándolo por encima y haciéndole volver a su pokéball.

Ryhorn seguía su trayectoria recta hacia Croagunk, que lo esquivó de un salto y cayó encima suyo, aprovechando para dar su mejor golpe en la cabeza de Ryhorn que volvió directamente a su pokéball. Ya solo quedaba Geodude, pero no se le veía en todo el campo. De pronto el suelo cedió a los pies de Croagunk, que cayó en un agujero excavado por Geodude.

Estando atrapado en el agujero, Geodude aprovechó para usar lanza rocas, ahora que no las podía esquivar, pero en lugar de eso, Croagunk las rompió y salió del agujero de un salto, se situó detrás de Geodude y le golpeó con desquite. Geodude se debilitó y el árbitro volvió a pitar a mi favor.

Estaba en la final, aún no me lo podía creer. Cuando estaba a punto de salir del ring, Diana se me abalanzó y me dio un beso desprevenido, seguidamente me abrazó y dijo que “sabía que lo lograría”.

De pronto me vi rodeado de un montón de personas felicitándome, pidiéndome consejo, etc.
Cuando conseguí salir de esa marea humana me topé con mis amigos, que me felicitaron por llegar a la final.

Mientras estábamos hablando, pude ver al fondo a Pablo, que me miraba con desprecio por haber llegado hasta el final.
Ahora tocaba apoyar a Carlos, que se iba a enfrentar a su último rival: Anne.

Cuando ya estaban los dos situados, liberaron a sus pokémon. Carlos sacó a Pidgey y Zigzagoon y Anne sacó a Throh y Sawk. Súbitamente se oyó un griterío por todo el estadio.

Carlos lo tenía algo difícil. “Si al menos hubiera usado su otro pokémon.” Coincidían en decir todos mis amigos. “¿Pero cual es su otro pokémon?” Me esforzaba en preguntar, pero siempre sin respuesta. Me limité a observar el combate en el que Anne ya estaba dominando.

Mientras Sawk se fortalecía con corpulencia, Throh estaba poniendo en apuros a Zigzagoon. Finalmente Zigzagoon cayó debilitado por su propio derribo. Ahora se enfrentaban dos luchadores contra Pidgey, Carlos lo tenía difícil, pero aún podía ganar.
Pidgey usó ataque ala contra Throh. Derrotando a Throh, ya solo faltaba Sawk, que seguía fortaleciéndose.

Pidgey usó ataque ala, pero al golpear contra Sawk, éste ni se inmutó. Anne ordenó a Sawk acabar el combate. Carlos gritó a Pidgey que volara alto para esquivar el puñetazo que se aproximaba a él. Pidgey esquivó por poco, pero Sawk era muy ágil y, en seguida trepó por un árbol y de un salto alcanzó la pequeña altura que había volado Pidgey.

Estando a la misma altura Sawk se dispuso a usar golpe karate y tirar de ese modo al pequeño Pidgey hacia el suelo, pero Pidgey se adelantó a Sawk y antes de que le golpeara creó un tornado batiendo sus alas, Sawk se elevó y no pudo golpear a Pidgey. El tornado cesó y Sawk cayó de espaldas contra el suelo, quedando inmóvil durante un breve lapso de tiempo. Tiempo que Pidgey aprovechó para lanzar su aire afilado y terminar con el combate.

Carlos quedó incrédulo de la remontada que acababa de lograr, pero cuando por fin reaccionó fue corriendo hacia la valla donde estábamos y se tiro de rodillas como si festejara una victoria de tenis.

Le tendí la mano, le ayudé a levantarse y le dije: “Enhorabuena, has combatido muy bien, ahora todo se decidirá entre nosotros”. Carlos sonriente se limitó a asentir.

Desalojaron a Carlos y Anne del campo de batalla, pues iba a ser modificado. Mientras tanto, en la gran pantalla se veía un video-resumen de los combates disputados entre Carlos y yo. Todos se pusieron de acuerdo en taparme los ojos durante los combates de Carlos para mantener el suspense hasta el final.

El nuevo campo ya estaba montado, era un campo de hierba, nada más. “Un escenario perfecto para Nidoran” pensé.
Nos tendimos la mano y cada uno se fue a su lugar correspondiente. El árbitro habló por última vez: “Esta es la final del primer torneo. Las reglas son sencillas, será un combate individual de un sólo pokémon. El que se debilite antes, pierde. ¡Que comience el combate!”

Nidoran salió de su pokéball más serio que nunca. Carlos sonrió y se dispuso a mostrar su as en la manga, arrojó su pokéball y de ella salió un Tauros. Por un momento me quedé embobado, ¡Nidoran no tiene ninguna oportunidad contra un Tauros!

Me puse a pensar cómo podía vencerlo, pero evidentemente, Carlos no me iba a dar tantas facilidades y lanzó un movimiento pisotón cuando aún estaba pensando. Nidoran quedó atrapada bajo la pezuña de Tauros, inmóvil. Sin poder hacer nada...

Tauros levantó la pezuña y antes de que Nidoran pudiera hacer nada, volvió a bajarla con la brusquedad que caracteriza a los Tauros. Nidoran estaba sufriendo bajo el peso de Tauros y no podía hacer nada por impedirlo.

Sólo un milagro podría hacer que Nidoran escapase y pudiera plantar cara a Tauros. Lo que no sabía yo en aquel entonces es que los milagros, a veces suceden....


-Fin del capítulo...-

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