Carlos saltó al valla para dar consuelo a Vero, la abrazó, la ayudó a levantarse e hizo que saliera del campo de batalla.
-Me han eliminado en la primera ronda. Y encima ha sido esa tía insoportable.- No paraba de decir, aún con la mirada perdida.
Me quedé mirándola sin saber qué decir, nunca sé qué decir en estos casos...
Por suerte para todos, a Carlos no se le dan mal estas cosas:
-¡Anímate mujer! No todo está perdido.- Dijo tajántemente mientras sonreía. -Puede que no hayas ganado, pero aún así has combatido muy bien. Además, ahora puedes ponerte a estudiar arte, que es lo que siempre has querido.
Vero dirigió la mirada hacia Carlos que, pese a haber perdido el torneo, no se dejaba vencer por las dificultades.
-Siempre hay que tener un plan B por si el original fracasa, y nunca hay que darse por vencido ni deprimirse porque algo salga mal.- La voz de Carlos era reconfortante y poco a poco se veía a Vero algo más animada. -Por eso, ¡nunca debes parar de esforzarte!
Vero se dirigió hacia Carlos y le dio un fuerte abrazo, se acercó a su oído y le dirigió unas breves palabras, supongo que un agradecimiento.
No podía evitar pensar en que lo que en un principio había sido un viaje de tres amigos, iba a finalizar con mi viaje en solitario...
Yo comenzaría una aventura desafiando a los líderes de gimnasio de todo el mundo, mientras que Vero estudiaría arte y Carlos se dedicaría a la investigación de los hábitats marinos.
De ponto, me sacaron de mi distracción con un golpecito en el hombro. Al girarme vi a Edu sudando.
-¿Qué te ocurre? ¿Te encuentras bien?- Pegunté.
-Perfectamente, ¿no has visto la paliza que le he dado a ese tipo?
-¿Paliza? ¿Acaso has combatido ya?
-Pues sí, que pasa, ¿Os lo habéis perdido?
-¿Eh? Ehmmm, esto.... ¡No! Solo te tomaba el pelo, ehehe.- Era una trola muy mala y no estoy hecho para mentir. Presentía un enfado por parte de Edu.
-¡Ah! ¡Que bueno! Casi me lo creo, jajaja. Si no has visto el combate no pasa nada, pero no me mientas, y menos si no sabes mentir.
Y mientras reía se dispuso a contarnos cómo había logrado dar una remontada ante un combate que ya tenía perdido. Edu se emocionaba mucho contando las batallitas, “y entonces va mi Mareep y se protege con rizo algodón por lo pelos” decía mientras seguía riendo.
Nos fuimos todos a la sombra que ofrecía nuestra encina mientras esperábamos que terminara la primera ronda. Entre risas y conversaciones carentes de interés público, empezamos a oír el griterío que nos hacía ver que la segunda ronda estaba a punto de comenzar. Edu se levantó emocionado de un salto y empezó a tocar las palmas instando a que nos levantásemos. El único que hizo el esfuerzo fue Jorge.
-Tu torneo está en una hora muy mala, ahora lo que apetece es echarse la siesta.- Vero había hablado por todos nosotros.
Mientras Edu se marchaba algo indignado acompañado por Jorge, nosotros empezamos a trabajar en lo que debieran ser nuestras almohadas.
Carlos comenzó a amontonar hojas caídas de la encina, y cuando hubo terminado, Vero le robó el trabajo tumbándose sobre ellas, por lo que tuvo que volver a juntar más hojas.
Yo simplemente coloqué mi mochila bajo mi cabeza y me abracé a Diana, que usaría mi brazo como almohada. Comencé a acariciar el pelo de Diana para que se durmiera y cerré los ojos.
Desperté de golpe de una incómoda pesadilla, había soñado que los pokémon no existían, y en lugar de ellos, la Tierra estaba llena de otras criaturas inferiores, que no evolucionaban ni poseían habilidades especiales, se parecían a los pokémon, pero no tenían nada que ver. En mi sueño las llamábamos “animales”.
Tras esta pausa en la que recordaba con temor mi pesadilla, miré a mi alrededor.... La única persona que quedaba aún conmigo era Diana. Tras contarla el sueño que había tenido y escuchar cómo me llamaba loco, nos fuimos a ver los combates, dónde supusimos que estaba el resto de nuestra tropa.
Encontrar a nuestros amigos no fue difícil, pues Vero gritaba sobre el resto de gente “¡Vamos Edu! ¡Como te dejes vencer por esa puta te juro que te meto las pokéball por el culo!” Mientras Carlos la replicaba por su lenguaje; “Joder Vero, contrólate de una puta vez, hostia”.
-Vaya dos- pensé para mí.
Edu competía en la final del torneo contra Isabel, un enfrentamiento entre Elekid y Roggenrola.
Cuando llegué, Edu se encontraba en apuros, Elekid parecía débil y lo único que podía hacer era ocultarse de las pedradas de Roggenrola tras los árboles.
Cansado de huir, Edu ordenó a Elekid paralizar a Roggenrola usando onda trueno. Tras el impacto, la velocidad de Roggenrola bajó drásticamente, cosa que Edu aprovechó para impactar con puño trueno una y otra vez, hasta que Isabel hubo perdido.
De este modo Edu se convertía en el segundo ganador del torneo.
Subió a la tarima dónde le esperaba el profesor Madrazo. Repitió el mismo procedimiento que conmigo y acabó otorgando a Edu una pokédex y la pokéball de Elekid.
Edu bajó totalmente emocionado con una sonrisa de oreja a oreja. Saqué la pokédex de mi bolsillo con un elegante movimiento y, tras recogerla del suelo apunté a Elekid:
-Elekid, el pokémon "Pila". Tipo Eléctrico. A pesar de ser un pokémon bebé, Elekid es muy poderoso. Se alimenta de bayas, aunque en ocasiones se le ha visto absorbiendo la energía eléctrica de las centrales donde suelen agruparse, no se tiene la certeza de que la use como alimento. Una vez cargado de electricidad, Elekid girará los brazos para concentrarla en sus antenas y lanzarla en forma de un ataque eléctrico. Antes de evolucionar, Elekid necesita cargarse de mucha electricidad, y cuando está listo para evolucionar, la libera toda de golpe, de forma que causa un apagón. Una fina capa de electricidad estática recubre su cuerpo y paraliza al mínimo contacto.
Mientras todos felicitábamos a Edu, una extraña figura se acercó a nuestro grupo. Era Pablo con una, habitual, cara de pocos amigos. Se puso frente a Edu y, tras dirigirlo unas secas palabras de felicitación y amenaza, todo a la vez, se marchó por donde había venido.
Todos miramos a Edu, que tenía una expresión de nostalgia unida a tristeza en sus ojos. Miraba al frente, absorto en sus pensamientos. Probablemente recordando viejos tiempos, tiempos mejores.
-Continuará...-